En tiempos en donde la educación en primordial, los lazos y los afectos se vuelven más y más necesarios. Para entender un poco cómo proteger a los niños de las secuelas del confinamiento y todo lo que ello implica, Seguime Jujuy dialogó con una experta en la materia, la psicóloga Ana Rodríguez, que puntualizó en cómo debemos proteger la psiquis de nuestros niños ante un escenario que genera mucha angustia.
“Niños, niñas y adolescentes han atravesado por distintas etapas en el tiempo de pandemia, de pospandemia que transcurrimos. Al principio se observó una situación de incertidumbre y confinamiento que tuvo un impacto negativo en la salud mental de ellos y ellas. En esta segunda etapa, los adultos tenemos un rol primordial en la protección de la salud de niños, niñas y adolescentes. Si miramos a la primera y segunda infancia, es importante el espacio de juegos que nosotros podamos recrear dentro de la casa son necesarios e importantes para el desarrollo y para la protección de su salud mental”, explicó la profesional.
“Como responsables tenemos que proveerles a ellos la posibilidad de recrear la angustia, la ansiedad, incertidumbre, miedo que son las emociones que están surgiendo, poder hacer que a través del juego ellos puedan elaborar esta situación que están atravesando. Tenemos que promover que estas emociones sean elaboradas”, agregó Ana.
Para muchos, la nueva normalidad es un tema muy difícil de abordar, por eso, la psicóloga Ana Rodríguez indicó que “tenemos que poder trabajar con ellos y ellas en esta mixtura entre lo presencial y lo virtual. Lo presencial es muy importante ya que significa el desarrollo de la personalidad y las habilidades sociales, las estrategias de afrontamiento tenemos que ir recreando esta mixtura porque lo virtual ha significado la centralidad delas relaciones sociales para los niños, niñas y adolescentes. Toda su vida social está mediatizada por un aparato”.
“Desde la psicología consideramos que es sumamente importante poder limitar el uso de la tecnología porque tiene impactos en la cognición, en la memoria, en los sentidos sensoriales. En ver, oír, tocar. Juntarse con amigos, tomar algo, jugar a la pelota, son necesarios para el desarrollo de la personalidad”, reveló Rodríguez.
“Esta necesidad de pensar en la virtualidad como una herramienta es necesaria pero creo que todavía no están dadas las condiciones, porque hay diferentes condiciones socioeconómicas por lasque atraviesa nuestra niñez y adolescencia. Esta condiciones claro que impactan en el desarrollo de nuestros niños y niñas, porque creo que los Estados tienen un papel importantísimo en poder garantizar esta virtualidad, porque los padres y los maestros tienen un rol en hacer que esto sea mucho más sencillo e innovador”, profundizó la profesional de la salud mental.
“También entiendo que docentes no han sido nativos digitales como lo son los adolescentes pero hay que aggiornarse y hacer que ellos se motiven porque la soledad, la ansiedad, el miedo son emociones que surgen por tener o no tener conectividad, por tener computadora, por mostrarle a mis amigos a donde vivo. Estamos en un proceso de adaptación a esta normalidad mixta y tenemos un papel fundamental para hacer que esto sea amigable para ellos”, subrayó Ana.
“Obviamente la pandemia tuvo un impacto negativo en salud mental. Se los confinó a un encierro y el aire libre es necesario para el desarrollo humano, también hubo otras cuestiones que condicionaron esto como las situaciones socioeconómicas y los vínculos familiares, si hubo violencia, abusos y demás son situaciones que no debemos desconocer. Según los datos de la UNESCO, 800 millones de estudiantes a nivel mundial enfrentan hoy problemas sustanciales con respecto a la educación”, indicó la psicóloga.
“Esto significa que a causa de la pandemia hemos tenido trayectorias discontinuas de escolares y es allí donde tenemos que trabajar. Los docentes tenemos que poner en juego su creatividad para acercar a aquellos que están en peor condiciones las herramientas para poder tener las clases virtuales”, manifestó.
“El Banco de Desarrollo Interamericano dice que 72 millones de niños y niñas en edad de asistir a la escuela corren peligro de tener pobreza escolar. Y nosotros como docentes vamos a tener que activar la necesidad de acercar más lectura, de profundizar en las ciencias sociales, en las matemáticas. El año pasado algunos no pudieron conectarse a todas las clases y otros tuvieron poca motivación, pero sí se notó la desmotivación, la incertidumbre, la angustia y el miedo y son expresiones que si se manifestaron y ayudaron para estar más cómodos”, sostuvo Ana Rodriguez.
Sobre el final de la entrevista, la profesional manifestó que “el confinamiento fue un riesgo para niños y adolescentes en relación a la violencia y los abusos sexuales. Las políticas educativas tienen que tener una mixtura, tenemos que lograr que más niños y niñas se acerquen a la virtualidad, preguntarles por qué no se conectaron, o qué les pasó. Generar un espacio amigable en el que ellos y ellas se sientan cómodos para hablar. En estos momentos de adaptación tenemos que poner mucho esfuerzo los adultos y el Estado para poder hacer que ellos puedan elaborar todo lo que les pasó el año pasado”