El cuartel de Bomberos Voluntarios de San Florián, ubicado en el barrio Coronel Arias, comenzó a sonar con fuerza en el año 2020. El cuerpo de bomberos realizó tareas de desinfección en lugares públicos en plena pandemia por coronavirus. Fueron unos de los primeros jujeños en brindarle este servicio a la sociedad, en comercios, cajeros automáticos y en la capilla Inmaculada Concepción del barrio.
Pero había un detalle que llamaba la atención, el cuerpo de bomberos voluntarios estaba compuesto de mujeres en su mayoría. La mirada sobre ellas, las mujeres que no le temen al fuego, se volvió más intensa cuando se hicieron presentes en el incendio que azotó por varios días a Calilegua. Fabiana Mamaní, presidente del cuartel, comentó que las mujeres trabajaron a la par de sus compañeros de distintos cuarteles que intervinieron en el incendio.
“La mayoría se sorprende porque acá somos casi todas mujeres y nos ponemos esta profesión al hombro como cada uno de nuestros compañeros. Es una pasión que tenés que sentir para hacer el trabajo de la mejor forma posible. La mayoría tiene una profesión o está terminando de estudiar y sin embargo se hacen tiempo para venir después de sus obligaciones y hacemos lo que realmente amamos”, detalló Mamaní.
El cuartel San Florián es uno de los más jóvenes de la capital jujeña ya que este año cumple dos años, pero en el corto periodo que se establecieron demostraron ser un pilar fundamental para la sociedad. Hoy el cuartel se encuentra en pleno crecimiento ya que continúan con el entrenamiento de más de 16 aspirantes a bomberos voluntarios que como plus en esta nueva camada también predomina la presencia de jóvenes mujeres.
Fabiana resaltó que “es increíble ver como los jóvenes que pueden estar en sus casas durmiendo hasta tarde, se levantan los fines de semana con lluvia, frio, sol, para estar acá e invertir parte de su tiempo. Los entrenamientos duran seis meses en los cuales todos tienen que aprender a hacer de todo. Estos jóvenes realmente demuestran esa pasión que nosotros tanto buscamos y por lo que se puede ver también la mayoría son mujeres”.
Así como el cuartel se encuentra en pleno crecimiento de personal, también necesitan de un espacio físico más grande y propio, “nosotros estamos ahora en la calle William King Esteban Balay en la capilla Inmaculada Concepción del barrio Sargento Cabral, donde tenemos un espacio muy reducido y contamos con equipamiento que nos donaron los vecinos y que compramos con las calcomanías que vendemos. Dentro de poco ya no vamos a poder utilizar la instalación porque somos muchos para el espacio que tenemos y debemos respetar todos los protocolos de bioseguridad por la pandemia”, se lamentó la presidente Mamaní.
Este joven cuartel que demostró potencial y ganas de seguir siendo útiles para la sociedad hoy necesita del apoyo y ayuda de todos para tener su propio espacio y así seguir formando a más jóvenes profesionales.