“Cuando sea grande quiero tener el corazón de un niño”, esta frase escuché una vez en la parada de un colectivo. Un nene de aproximadamente 10 años, que agarraba fuerte la mano de su papá hacía este comentario. Años después pude entender esa reflexión y confirmar que los niños tienen el corazón de oro, sino vean el ejemplo de Abril y su hermanito, que decidieron donar su ropa para otros que lo necesiten.
Agarraditos de la mano, detrás de una mesita en donde exhibían la indumentaria, los hermanitos había puesto un cartel que decía “lleve lo que necesite”. Ambos con sus respectivos barbijos y un difusor de alcohol, los hermanitos de Humahuaca esperaron en la vereda para que aquella ropa que ellos ya no necesitaban, fuera de utilidad para algún otro niño.
Claro que una noticia así no debe pasar inadvertida, por lo que su historia tomó notoriedad cuando se filtró a las redes sociales. Desde su casa en Humahuaca, la madre de los niños habló y contó cómo se les ocurrió esta idea.
“Lo que los llevo hacer esto fue que se acumuló alguna ropa que ya no utilizaban y me dijeron ‘mamá yo quiero regalarlo porque hay muchos niños que los necesitan’. Entonces los ayudamos a buscar las cosas, sacamos una mesita y bueno aquí están los dos y cada persona que se acercan ellos les dicen que si necesita las prendas que se las lleve”, contó su mamá, orgullosa de sus hijos.
La bondad, el amor, la esperanza y la solidaridad que emana un niño debe ser contagiosa. Se debe multiplicar por mil. Hoy, gracias a esta simple acción (que para aquellos que no tienen ropa de abrigo es un montón) significó un gran cambio en nuestra sociedad. Abril y su hermanito nos dieron una gran lección de vida y desnudó la esencia del jujeño. La solidaridad y el amor por el prójimo como bandera, siempre.