Cada 21 de junio atravesamos un tiempo de “solsticio” o de “sol quieto”. Si observamos al Sol desde la Tierra, éste parece detener su marcha durante tres días para retomar, luego, su movimiento hacia el hemisferio sur.
Los pobladores de todas la región de Jujeña recibieron hoy el primer solsticio de invierno con la ancestral ceremonia del Inti Raymi (Fiesta del Sol), en la que se celebra el 5.529 aniversario del mundo andino y en la que pidieron por «el cuidado de la Pachamama y la convivencia en armonía con la naturaleza».
El regreso triunfante del sol en el día más corto y la noche mas larga renueva la naturaleza y el motivo de júbilo y fiesta. En la celebración del Inti Raymi se cuida el Willka Nina ( el fuego sagrado).
La fiesta del Sol comienza con una vigilia nocturna, reunión que se desarrolla alrededor del «Abuelo Fuego», una gran fogata que permanece encendida hasta lo primeros rayos del sol.
Para la ceremonia de agradecimiento se coloca en el suelo una manta, sobre ella un papel y lanas de colores formando un círculo, y allí se ofrendan hojas de coca, koa, y amuletos, para recibir los primeros rayo del sol que hoy se asomó un poco después de las 9.
Cuando el Tata Inti -el sol- comienza a asomar, recibimos la energía que renovará el espíritu con las manos en alto.
Es un momento sublime que los presentes comparten en comunión con la naturaleza. Además, las personas con más años vividos, los ancianos sabios, hacen la lectura de cómo será el año que comienza para la comunidad.
Esta fiesta se realiza en la intimidad de las comunidades en varios puntos de la geografía jujeña.
Un día sagrado en el que el invierno empieza a retroceder y se alargan las horas de sol para dar inicio a un nuevo año de agricultura. Los brotes verdes y la reproducción de los animales se reactivan al reconocer este nuevo periodo la tierra, este nuevo ciclo para el suelo, las siembras y las posteriores cosecha.-