Por Julián Varsavsky :

Estos campamentos de lujo están alejados en medio de la naturaleza y tienen bajo impacto ambiental: en cuestión de días se puede levantar todo sin dejar casi rastro. En algunos se mantiene el aire clásico de comunidad en las noches y otros son más intimistas. Pero en todos, uno levanta el cierre o abre la puerta y se asoma al bosque, la selva, el desierto o la pampa (el paisaje también entra al recinto por la transparencia de los ventanales de tela).

Los diseños van desde el domo geodésico de paredes sólidas a la tienda de tela estilo safari africano y burbujas noruegas. Este sería un tipo de camping sin la épica de levantar el propio refugio –la consigna es cero esfuerzo– pero a juzgar por el boom, esto no sería problema: están siempre llenos desde primavera al fin del verano.

En las salinas grandes el Glamping es uno de los atractivos más destacados:

Al atardecer nos sentamos en las sillas del deck a mirar la planicie salina con su suelo como una red hexagonal reproducida hasta el infinito con exactitud de telaraña. La sensación es estar en el centro de un vacío sideral que parece expandirse como el universo. Y la noche es el momento cumbre con una sesión de astrofotografía con instructores que también interpretan las estrellas bajo el cielo límpido de la Puna.

A medianoche la salina se alumbra un instante y en tres segundos nos alcanza un trueno apocalíptico: llueve a chorros. Al amanecer descorro el cortinado del gran ventanal y la salina está cubierta por una fina capa de agua: es un espejo kilométrico donde se ha borrado la línea del horizonte. El mundo se ha dado vuelta y el cielo está en la tierra.

Hay nubes arriba y a mis pies. Me descalzo y salgo a caminar las aguas pisando nubes, como levitando. Al alejarme hacia la nada, me siento un náufrago interplanetario sobreviviente de una batalla de Star Wars, disparándole con la cámara a una camioneta que se aleja entre dos cielos, abriendo las aguas como Moisés.

En pilar existen domos a los cuales se van a visitar los turistas para pasar un fin de semana divertido como lo hacen en las salinas con el gran paisaje de nuestro norte, en pilar tienen  un barrio de quintas en un bosque con ambiente a pueblo de campo con caballos pastando.

Artículo extraído de Página 12.