Por Pablo Vega
El tradicional «baile del torito» se realiza todos los 1 de febrero, momento de las vísperas de las fiestas patronales en Humahuaca. La imagen es trabajada desde siempre por las familias humahuaqueñas Lerma y Cari, quienes se encargan de coser sobre el lomo de la figura al menos 30 metros de tiras de cohetillos.
El temporal de lluvia que azotó Jujuy apenas retrasó un día, del martes al miércoles, el tradicional «baile del torito», que se realiza todos los 1 de febrero, momento de las vísperas de las fiestas patronales en honor a la Virgen de la Candelaria en la ciudad de Humahuaca, donde promesantes se mimetizan en un toro cargado de cohetillos y adoran por calles del pueblo entre el público que participa de la celebración.
La imagen es trabajada desde siempre por las familias humahuaqueñas Lerma y Cari, quienes se encargan de coser sobre el lomo de la figura al menos 30 metros de tiras de cohetillos que en un momento determinado son encendidos. La esperada expresión cultural para la noche de cada 1 de febrero en la ciudad quebradeña este año se disfrutó durante la jornada central, el miércoles tras una larga procesión, debido a que un temporal de lluvia impidió que se lleve a cabo la adoración el día anterior.
«Humahuaca, con su tradicional torito, desafía también al pecado, (en) la noche de vísperas de la fiesta patronal de la Candelaria. Solía decir mi mamá: no tienes que pecar porque el torito te va ‘astiar’ (cornear)», refrenda en su libro «Personajes de la Quebrada», el maestro y músico Fortunato Ramos.
La expresión de los promesantes «comenzó hace muchos años con un torito y como quedaba bastante gente sin poder apreciarlo frente a la catedral, con el paso del tiempo más hombres se animaron a danzar por lo que en la actualidad suman seis», explicó Marta Selva Alejo.
Artículo extraído de Telam