Alejandro Nereo, es un poeta jujeño, que busca resaltar y triunfar dentro de la provincia, con su poesía oscura y visceral. En todas sus poesías plasma la oscuridad abordando temáticas como lo depresivo, social y bizarro, en donde sus obras son un desahogo para él, “es una escritura más por necesidad”. Seguime Jujuy dialogó con el artista, en donde nos comentó un poco sobre su trayectoria en el mundo de las letras.
En un principio adquirió el hábito de escribir desde la secundaria, «para distraerme», y siguió por ese camino, hasta que en la facultad participó de una convocatoria para una antología, la poesía que ganó y salió seleccionada fue El olvido. Ese disparador le sirvió para seguir apostando por las letras, en donde a través de la escritura él se desahoga y plasma todo lo que siente que va encaminado a lo oscuro.
Entre sus obras, nos mencionó los siguientes títulos que son de su autoría; Sangre de estación, Penumbra Maldita y Cuentos que una niña leería a sus padres para que estos no puedan dormir. A su vez, cuenta con una editorial propia Exquisito Flagelo, en donde produjo las dos últimas obras mencionadas, ya que apuesta por la autogestión, y es mucho más factible la autoproducción, «siendo tan crudo, y turbio, es mejor que lo haga yo, a una editorial que pueda tocar algo y borrar el concepto»
Por último, nos contó que le encantaría triunfar en la provincia, desde un arte más moderno, con la propuesta de la poesía oscura, ya que le hace mucha ilusión poder sobresalir como poeta jujeño. También cuenta con pagina de instagram en donde comparte todo tipo de novedades acerca de sus poesías y eventos en donde participa, además de las promociones que tiene dentro de la editorial para aquellas personas que quieran publicar su primer libro, @maquiavelico870 y @exquisito.flagelo
Poesía de Alejandro Nereo
Mis propias uñas desbaratan y rasgan mi cuero cerebral hasta dragar la memoria de cada día entre la humanidad.
Si cada día resulta más arduo y angustioso sobrevivir así, ¿no será mejor comenzar por depravar la cotidianeidad?
Lo sabés vos también.
Si esto es lo nuevo, esto lo tangible y real, lo incierto es mucho más digno de nosotros.
Y sobresalen de mi abdomen esquirlas de dolor, como si de mi vientre naciera un arácnido que aprende a recién usar sus peliagudas extremidades. Y brotan de mis sienes ácido burbujeante que disponen a matar mi exoesqueleto de piel, mi piel humana falsa. Mi verdadera piel se confunde con la carne, se retuerce como si se tratara de un mar de gusanos moviendose bajo una capa cera de vela derretida.
Mi verdadera forma no es distinta a la de los demás, la tienen ahí también, escondida, no soportan el qué dirán y por eso se muestran felices, siempre perfectos, siempre no siendo ellos.
Siento mi lengua secar. Nunca nadie resiste decir siempre la verdad; por eso sus lenguas se enbeben de saliva tonta, saliva amarilla de tanto hablar incertezas quejumbrosas. Mi lengua quiere moverse; yo quiero hablarte sobre cómo elevarte y disponerte como la más fina pieza de orfebrería. Yo sé como tirar por el barranco a este mundo putrefacto. Yo sé cómo revertir las dolencias que te ensartó toda esta gente de piel de falencias.
Soy la abominación que quiero. Soy la naturaleza de mi cuerpo, y lo sos vos también cuando dejas en evidencia tanta hipocresía cretina, abandonas los disfraces para pasar a ser autenticidad pura.
Me quiero así, soy asquerosa repulsión para el falso; soy prójimo para el extraviado, soy vida y muerte por igual, soy los sesgos de la realidad. Quiero besar tu mano, desnuda, carnal, ensangrentada, esa que esconde los secretos del renacer.
Se derriten mis ojos; se deslizan por mi venoso cuello y acaban por ser alimento para esta tierra que quiere que le devolvamos el honor de existir. No necesito de ellos para verte; sólo necesita visión el que manifiesta incredulidad, sólo necesita ojos el traidor que teme a su propia aniquilación. Los ojos reales se esconden de la luz, los ojos reales lo ven todo y despiertan cuando enredas tus huesos con los míos.
Uñas, cartílagos, cabellos, vellos y dientes se deshacen en fluidos rojizos homogéneos, que al abrazarnos se dispersan, conglomeran y amalgaman. Somos uno; una abominación, la flor del pantano; el Edén del averno.
Gira el mundo y seguimos de pie. Perecen generaciones de próceres entre la mierda que los ha explotado. Miranos acá, la mierda perdura, nosotros con lo real de nuestra forma ¿No seremos verdadero de la vida? Siento que la raíz del poder existe cuando nos vemos, aferrados y desprovistos de esta cruenta e imperfecta realidad.
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